Anteriormente habíamos hablado de la inflación, de los aumentos de intereses, y otras hierbas aromáticas que se han vuelto un dolor de cabeza para muchos países porque ahora forma parte de un loop que afecta la economía y ha creado protestas masivas en varias capitales. Ahora te vamos a hablar del aumento en los combustibles.
Ya seguro te imaginas dos de las principales raíces de este problema: la pandemia y la guerra en Ucrania. La pandemia fue como abrirle una herida a la economía mundial debido a los cierres intermitentes y las dificultades que generaron problemas en la cadena de suministros; justo cuando esa herida se estaba cerrando, llegó la guerra en Ucrania, que la abrió aún más y de paso le hizo otra nueva. Es que Rusia es el mayor exportador de petróleo y gas para los mercados mundiales, así que con las sanciones que le impusieron, esos precios aumentaron de manera drástica y a todos los países no les quedó de otra que ajustarse al aumento.
Para sumarle al caos
También hay una crisis mundial desde el mes pasado por la escasez de diésel —o gasoil— que ha puesto su precio altísimo, y si crees que eso no te afecta porque no echas gasoil, te contamos que ese combustible es el que utilizan la mayoría de vehículos de carga, como camiones que transportan alimentos o medicamentos, barcos de mercancía y otros.
El motor de arranque
Es que los combustibles mueven casi todo, y los precios tan altos están provocando que no den los cálculos para los beneficios. En resumen, se está perdiendo mucho más de lo que se está ganando. Todo esto ha provocado mayores precios en los alimentos, en varias tarifas eléctricas —como es nuestro caso—, y en los combustibles que echamos a nuestros vehículos.
¿Y dónde están las protestas?
No es solamente aquí que estamos con el grito al cielo, sino en casi todo el mundo, como, por ejemplo: Las protestas de Italia, Portugal y Alemania en marzo; protestas en Perú en abril; en Guatemala, en mayo; en Ecuador, el mes pasado. Y ni hablar de las protestas en Sri Lanka, que terminaron con la renuncia del presidente. En estas últimas semanas también hubo protestas en Panamá, y se intensificaron tanto que el Gobierno tuvo que llamar al diálogo.