Hace unos días, el New York Times publicó un artículo sobre cómo EE. UU. está reorganizando su cadena de suministro para la fabricación de microchips (y semiconductores, que son el material base para construirlos), reduciendo la dependencia de China y Taiwán y mirando hacia su propio territorio y países socios en la región.
El protagonista del artículo es Costa Rica, porque ya empezó a recibir apoyo para desarrollar y producir microchips, gracias a la nueva Ley de Chips y Ciencia. Incluso, el mismo título del artículo hace la pregunta de si Costa Rica será el próximo Silicon Valley de Latinoamérica. Pero fíjate otra cosa, ahí también se menciona a República Dominicana como el próximo país en seguir estos pasos. Aunque es solo una opinión, esto nos debería hacer pensar en lo importante que puede ser para nuestro futuro, tanto en lo económico como en lo político.
Para entender por qué, vamos por parte:
Los microchips
Ya debes saber que esa es la pieza pequeña que almacena un montón de información y es la base de todos los aparatos electrónicos que tenemos a nuestro alrededor, desde las computadoras, las tablets o los celulares, hasta los carros y dispositivos médicos. Hoy en día se dice que los microchips son más importantes que el petróleo, y que así como la geopolítica (guerras, invasiones, diplomacia, alianzas, políticas internacionales) de las últimas décadas fue determinada por el oro negro, en las próximas lo más importante será el control de dónde se fabrican los microchips.
La Ley de Chips y Ciencia
Aquí vamos a detenernos un poco. Eso fue una ley que aprobó el gobierno de EE. UU. el año pasado, donde se comprometieron 52 mil millones de dólares en subvenciones (ayudas) a los fabricantes de chips de EE. UU., y más de 100 mil millones en inversión en ciencia y tecnología. Eso es un proyecto de inicio inmediato, pero de largo plazo.
La idea de EE. UU. es depender menos de Asia. Desde la década de los 90, ellos les compran los chips a China, el mayor productor mundial de chips en general; y también a Taiwán, que produce el 90% de los chips avanzados. La razón era que allá la mano de obra era mucho más barata. Pero ahora, aparte de que China y EE. UU. se están matando por el dominio global y las preocupaciones de que China ocupe Taiwán, que es amiguito de EE. UU., realmente fue en la pandemia cuando los gringos abrieron los ojos. Las cadenas de suministro colapsaron, y eso provocó una escasez enorme de microchips, justo en un momento en que la demanda aumentó. Ahí fue que el gobierno de Biden dijo: «esto hay que traerlo para este lado».
El asunto es que entre todos esos miles de millones de dólares en inversión, hay algunas dirigidas a países cercanos a EE. UU., tanto en territorio como en amistad. Ya Panamá y Costa Rica han comenzado a recibir fondos.
¿Qué tenemos que hacer?
Si nosotros somos los próximos en la lista, por nuestra posición y nuestro potencial de crecimiento en el sector tecnológico, tenemos que estar preparados. Por eso, el gobierno tiene meses viendo cómo se cuela en ese paquete, buscando desde ahora hacer propuestas a los gringos para que viren los ojos para acá.
¿Qué ha hecho Costa Rica para ser el primero en la lista? Bueno, no es de ahora que ellos se destacan como un hub para las empresas tecnológicas: Intel abrió una fábrica de microchips en los años 90, y después de ahí fue una avalancha: Microsoft, Google, Amazon y HP también se instalaron allá. En su momento, fue gracias al alto nivel de educación de la población, su estabilidad social y política, y su buena conectividad con el resto de las economías latinoamericanas. Hoy en día, el gobierno tiene incentivos fiscales, ha hecho reformas regulatorias y tiene una red eléctrica con un 99% de energía renovable para que la industria crezca. Si nuestro gobierno tiene un plan, no debería ir muy lejos de ahí.