Ayer por la mañana se armó un juidero cuando los médicos de la corona dijeron que la reina Isabel II estaba bien malita. Mandaron a buscar a sus familiares (hasta a Harry; ahí fue que se supo que la cosa era seria), y en el Palacio y la BBC se comenzaron a preparar el protocolo que se seguiría cuando pasara esto.

El Puente de Londres ha caído

Esa es la frase que se supone le dijo el secretario privado de la reina a su familia y círculo íntimo, y la que marcó el comienzo de la «Operación Puente de Londres», el protocolo planificado desde 1960 para tener todo seteado cuando muriera Isabel. Según eso, la siguiente persona en enterarse fue la nueva primera ministra, Liz Truss —que no tiene ni una semana en el cargo— y después se le da el mismo mensaje al Centro de Respuesta Global del Ministerio de Asuntos Exteriores, que se encarga de pasarlo a los gobiernos de los demás países de la Mancomunidad de Naciones. Después de ahí ya se pasa a la prensa y Associated Press y la BBC se encargan de hacerlo público para todo el mundo.

Fue un 3×1

Porque a la par de la Operación Puente de Londres, están sucediendo las Operaciones Unicorn y Spring Tide. La primera es una ñapa porque la reina murió en Balmoral, Escocia, y ese es el plan para llevar a la doña a Londres. La segunda es el protocolo para la subida al trono del nuevo rey, que será su hijo, Carlos III. 

Su real majestad

La reina Isabel subió al trono a los 25 años y durante sus 70 años de reinado vio pasar a 15 primeros ministros del Reino Unido, conoció a 13 presidentes de EE. UU. y a 6 papas; sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial –y sirvió en ella– y a la pandemia del covid, que hasta le dio, y se convirtió en una de las figuras más importantes de los siglos XX y XXI. Tuvo 4 hijos: Andrés, Ana, Eduardo y Carlos —el que será rey; viudo de Diana de Gales (Lady Di) y padre de William y Harry— también 8 nietos y 12 bisnietos.

Su legado

Su trabajo se enfocó principalmente en unificar y fortalecer el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y su Mancomunidad de Naciones (54 países independientes y semidependientes), un imperio que estaba de capa caída cuando ella se puso la corona. También acercó a la realeza a la gente y a los medios, y la convirtió en una institución más acorde a los nuevos tiempos al rendir cuentas y abrirles más las puertas a las mujeres.

Isabel II recuperó el cariño que el pueblo le había perdido a la realeza, y se convirtió en un orgullo para el pueblo británico. Solo hay que ver la laaaarga despedida que le harán.