sábado, junio 29, 2024

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Escándalo internacional: Jorge Glas y la fractura diplomática entre Ecuador y México

Ecuador y México tienen un chisme diplomático digno de Netflix. El lío viene cocinándose desde hace un tiempo, pero la gota que derramó el vaso fue que el viernes pasado la policía ecuatoriana se metió en la embajada mexicana en Quito y se llevó al exvicepresidente Jorge Glas. Este Jorge ya tiene una condena por corrupción, y se había refugiado allí desde diciembre, pero vamos a darle un poco para atrás para darte contexto.

¿Has oído hablar de Odebrecht?

Inagotable. Jorge Glas fue vicepresidente de Rafael Correa desde el 2013 hasta el 2017, y repitió con el presidente Lenín Moreno, que asumió ese año. Pero poco después, Lenín lo tuvo que suspender porque lo estaban investigando, y en diciembre del 2017 lo condenaron a 8 años de cárcel por cogerle como 13.5 millones de dólares en sobornos a Odebrecht.

En diciembre del 2022, habiendo cumplido un poco de más de la mitad de la condena, Jorge Glas sale en libertad condicional. Los procesos judiciales siguieron, y en diciembre del 2023 lo volvieron a citar por otro caso de corrupción relacionado al manejo de los fondos después del terremoto de Ecuador en el 2016. Glas abrió gas y cogió para la embajada mexicana, que inicialmente lo acogió como «huésped», y luego pidió asilo basándose en «persecución política» y por miedo a que lo mataran en la cárcel.

Quédese ahí tranquilito

Ecuador dijo que no iba a dar permiso para que se lo llevaran a México como refugiado, e incluso el gobierno pidió entrar a la embajada para capturarlo, pero México lo negó. Todo estaba como en un limbo, hasta que el 3 de abril, el presidente mexicano, López Obrador, dijo que fue «muy extraño» que Luisa González hubiera perdido las elecciones del ahora presidente ecuatoriano Daniel Noboa, y se lo achacó a un intento de involucrarla en el asesinato del candidato Fernando Villavicencio. El jueves, Ecuador declaró persona ‘non grata’ a la embajadora mexicana, y le dio 72 horas para recoger e irse. México respondió con un comunicado diciendo que le daría el asilo político a Jorge Glas.

Por las malas, entonces

La noche del viernes, policías ecuatorianos entraron a la fuerza a la embajada mexicana, y después de repartir unos cuantos golpes, se llevaron a Glas y lo mandaron a una cárcel de máxima seguridad. López Obrador mandó a romper las relaciones diplomáticas con Ecuador, y después anunció que va para la Corte Internacional de Justicia a denunciar la violación de Ecuador al derecho internacional.

¿Quién tiene la razón?

Ecuador dice que México violó el artículo 3 de la Convención sobre Asilo Diplomático de 1954 y el artículo 1 de la Convención sobre Asilo Político de 1933. Ahí dice que no se podrá dar asilo a personas que estén inculpadas, procesadas o condenadas por la justicia. O sea, que según los ecuatorianos, México estaba violando la ley. Y aunque la misma Convención tiene excepciones para los casos donde hay persecución política, y que eso lo dice el país que da el asilo, Ecuador tenía argumentos para pelearlo.

El problema es que Ecuador no esperó, y entonces violó la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, de 1961. Ahí dice, en su artículo 22, que los locales de la misión (como las embajadas) son inviolables, y el país donde está la misión no puede entrar ahí sin consentimiento. Como ese principio es fundamental para las relaciones internacionales, la comunidad internacional casi en su totalidad se fue del lado de México.

¿Qué dijimos nosotros?

República Dominicana tiró un comunicado conjunto con Costa Rica y Panamá, con quien tenemos una alianza que se llama Alianza para el Desarrollo en Democracia (ADD). Básicamente, ahí dijimos que las normas internacionales que regulan el asilo —como las convenciones de 1933 y 1954 citadas anteriormente— nunca deberán servir de justificación para violentar una sede diplomática.

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